Necesidad. Cobardía. Miedo. Huir. Calma. Respirar.

Me siento como una especie de fugitiva. Una fugitiva que huye de sus sentimientos. Una fugitiva que no sabe afrontar esta presión en el pecho y se marcha, como ya he hecho otras veces, aprovecho cualquier ocasión para desconectar. Cobardía dicen. Lo llamo necesidad.

Y en unas horas cogeré un avión que me llevará a un rinconcito de mi corazón, que hace tiempo que retumba en mi interior, pidiéndome atención. Es un pequeño rinconcito que se puede situar en un mapa, es un rinconcito que me encandiló y que me hace sonreír cuando lo recuerdo. Es un pequeño rinconcito que suelo echar de menos todos los días, que consigue llenarme.

En unas horas diré adiós a todo, aunque sea por una semana. Le diré adiós a todo y podré respirar, o al menos lo intentaré. ¿Cómo dijiste? Ah, sí, llenaré mi diafragma del todo, al completo. Lo llenaré de risas y compañías, de atardeceres en la playa y horas en el agua. Lo llenaré de música y de dibujos. Lo llenaré de todo esto para ver si así esta presión desaparece.

Dicen que siempre después de la tormenta viene la calma, pero eso también significa que la calma es también anterior a la tormenta. No sé si esta calma venidera es posterior o anterior. No quiero saberlo, al menos por ahora.

“Es una palabra. Las palabras son pálidas sombras de nombres olvidados. Los nombres tienen poder, y las palabras también. Las palabras pueden hacer prender el fuego en la mente de los hombres. Las palabras pueden arrancarles lágrimas a los corazones más duros. Existen siete palabras que harán que una persona te ame. Existen diez palabras que minarán la más poderosa voluntad de un hombre. Pero una palabra no es más que la representación de un fuego."