Y
mientras piensa en estas cosas camina por calles desiertas, mirando al suelo,
demasiado concentrado en lo suyo como para percatarse de que llueve. Pero lo
cierto es que llueve y que está empezando a mojarse. Levanta la vista y mira al
cielo, tal vez buscando una respuesta o puede porque simplemente le guste mirar
el cielo negro cuando cae lluvia, ni él mismo lo sabe. Baja la vista de nuevo y
sigue caminando, no puede demorarse más. Y paso tras paso, se va acercando a
donde le esperan los mismos amigos de siempre, con sus cervezas y sus historias
de siempre. Llega empapado y con pocos ánimos, saluda a sus amigos y por el
rabillo del ojo ve una melena oscura. Se gira, una bonita sonrisa y unos ojos
verdes la saludan.
“Tal
vez las cosas no me vayan tan mal”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario